La alegría le ha durado a España un mes justo. Hace 30 días, el departamento de Comercio de EE UU rebajó la presión al gobierno español por lo que consideraba el año anterior una pasividad intolerable ante la llamada piratería. En los últimos tiempos apreció mejoras (en parte debido a la aprobación de la ley Sinde) y excluyó a España de la lista negra de países en los que la piratería impide las relaciones comerciales normales (estar en esa lista puede implicar sanciones comerciales). Pero ahora, el Congreso estadounidense ha vuelto a señalar a España como uno de los cinco peores países del mundo junto a China, Ucrania, Canadá y Rusia.
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